Mi mente y cuerpo se han desunido al entrar en tu océano,
cubierto de asombrosos retoños, de asombrosas especies
Ver cuántas flores reposan en tu suelo esponjoso
Ver cómo los pájaros pululan por doquier
es el sueño de aquel mago ficticio, del druida elegido
y de un hombre que le pertenece sólo a ti
Permíteme entrar en tus cumbres montañosas,
en tus ríos de espumosa claridad
Sólo tus árboles contagian de risa mi espíritu oxidado
Sólo tus luciérnagas son capaces de encender mi felicidad
Y en los cantos de tus zorzales, veo mi mundo entero
Es una paz de silente orgullo, no hay bestias, no hay maldad
Aquellos osos que pelean con las abejas por un poco de miel
Aquellos pichoncitos deletreando su nombre
Me hablan, sus voces quieren tocar mi cerebro fragmentado,
destruido por los oleajes del monótono existir
Sus palabras son el lenguaje más elaborado de la tierra,
Sus cantos son la lira eterna de la plenitud
No hay ninfas, no hay hadas ni duendes enmascarados
Sólo una leyenda es aquella de la dama del lago
Aquí hay un horizonte de aullidos que irradia el firmamento
Donde los gigantes fueron destruidos por el rocío matutino
Aquí las aguas labran su propio camino,
llenando de luces los pasos del caminante agobiado
Qué sencillez, qué humildad, qué excitación temprana,
Formas de comprender a las semillas que germinaron
En este parque de los recuerdos que jamás se olvidan,
La penumbra nunca se ha querido incrustar
Es un cosmos de veinte mil maravillas
Un tesoro de chocolates arbóreos
Destilan por mis huesos las lágrimas de peregrinación,
rumbo a los confines de tus hojas, de tu pasto matinal
Mi sangre se ha vuelto tan helada como tus aguas
El manantial del destino espera nuestro regreso
Tus arbustos fruteros me harán compañía
Mientras las esporas florales relajan el atardecer
No hacen falta más palabras para ver tu sonrisa,
sonrojada ante las promesas de nuestras neuronas
Sólo quiéreme y yo te querré siempre
El amor impregnará nuestros sentidos
Permíteme danzar sobre tu hierba verde azulada
Y contemplar tus ojos mientras inicia la mañana