Bienvenida sea la risa liberadora,
de este luto que me aprisióna,
que me proteja con furia de leona,
del cepo de esta muerte traidora.
Bienvenida la risa que suena,
como fuente repentina,
que para mi es música divina,
amansándo el viento si trúena.
Risa, lengua sin palabras,
música sin partituras,
trino de los humanos.
En cuanto la boca abras,
serás musical criatura,
consuelo y alegría de enfermos y sanos.