Te busco entre las horas muertas
que se marchitan al medio día.
Acopiadas una a una sobre el atardecer
como un montón de hojas que
abandonan al árbol los días de otoño.
Así, tan sobrante, tan estorboso es el tiempo
cuando lo tengo pero no contigo.
Por eso me siento siempre en el mismo punto
a esperar hallarte, esperanzado de encontrarte
de paso en tu camino hacia algún lado.
Tontamente, lo sé.
Tontamente queriendo hallarte.
Porque sé que estas en cualquier otro sitio
haciendo cualquier otra cosa
y no puedo hacer nada para cambiarlo.
Pero cuando al fin te miro,
cuando al fin tu camino te lleva al mismo sitio
que me lleva el mío
y te veo brillando con la misma naturalidad de siempre,
toda esa pesadumbre se hace humo
y de tu sonrisa nace mi alegría.