En cada esquina un luchador
de la vida y del amor
que no frecuentan la intimidad
ni se conocen entre sí
igualmente batallan los dos
en sus esquinas.
Se observan desde lejos
en vibración contínua
su voz es un canto alado
y sus ojos melodía
sus manos ondas de luz
que sin saberlo, me cuidan.
Dudo, si es la mirada correcta
o la mirada atrevida
la que se fija de reojo
el movimiento de sus labios
cuando el semáforo está en rojo
y sé que no me mira.
Entonces, guardo los sentimientos,
porque aprendí que el amor
hay que esperarlo despierta
con la esperanza encendida.