Caminaba desnudo por los campos oscuros
tus pies descalzos hinchados, adolorido.
Tus ojos brillosos por el llanto que traías
en medio de la noche, tus manitás congeladas
de frío, tu voz quebrantada, con un largo suspiro.
Flores del campo perfumadás
cristales quebradizos que a sus pies lastimaban,
el llanto en sus ojos, lagrimás que en sus mejillas
corrían como ríos que brotaban, como si bajarán
de las altas montañas.
Tu llanto de niño, enloquecido,
que busca cobijo entre los matorrales,
acurrucadó en nido de zorzales, descansa
tranquilo el niño, esperando el encuentro,
para entregarse a los brazos de su madre.
La madre busca en el camastro a su hijo
no sabe que de su camastro a huido,
grita su nombre con fuerza
con un marido borracho tirado en la cama y dormido.
Ella corre por su hijo, en los campos oscuros e infinitos.
Madre dice el niño, por que lloras por tu hijo
tráeme un manto para cubrir mi cuerpo,
que se esta muriendo de frío.
El hielo cubría su cuerpo
sus ojos saltones, su respiro entre cortado
ya se moría su niño, bajo los devilés matorrales,
congelado por el frío.