El Hombre de la Rosa

¡¡¡ ESTROFAS DE LA VIDA MARINERA !!!

 

 

¡¡¡ ESTROFAS DE LA VIDA MARINERA  !!!

 

*** Versos de la Rosa ***

 

La brisa de la alborada ciñe suave la vela que empuja el viento

 esa estela de espuma que deja la quilla al surcar el mar sereno,

 la brisa hincha la vela dócilmente como acariciando el velamen

 mientras traza la proa de mi barcaza con la amura a sotavento,

mi sedal se estremece de saber que la presa mordió en el cebo

empujando y torciendo su caña que sostiene el viejo pescador,

padrino de brisas y tormentas que empujaron su saber de mar

encandilado en su frágil Nao que acaricia y restaura con ardor.

 

Sabe bogar y sabe izar la vela que estimula el aliento marinero

posado dignamente se vale de sus remos con destreza marina,

arrastra la línea de palangre con la vista en el horizonte lejano

esperando que Neptuno otorgue su alimento de su mar amiga,

al volver a convivir con lo que siempre como pescador he sido

el veterano anciano de mar frota sus callosas manos a la brisa,

pensando en las bellas sirenas que su soñar ha vivido solitario

sonríe socarronamente mesándose su tupida barba de mareas,

 

Cuando esa soledad le comprime y el pescado no pican el cebo

el longevo marinero se aletarga en brazos que mecen sus olas,

dejando vagar por su mente ese fantasía que siempre deseaba

cuando viaja sobre las inmensas olas acompañado de Neptuno,

que le lleva en volandas hasta su profundo Edén de las sirenas

donde ese humano pescador es agasajado por la reina del mar,

embaucado por las exquisitas bellezas de las mujeres pescado

de pronto se despierta del sueño haciendo que vea la realidad.

 

donde su salitre se mezcla con sus blancos mechones del valor

roza sus líneas de palangre para notar si sus peces han picado,

mientras observa el horizonte que se vuelve tormentoso y gris

recoge sus anzuelos presto para refugiarse en el puerto amigo.

bogas, bocartes, lubinas, nécoras, cigalas, langostas y sardina

alaban la maña del viejo pescador que recoge el mana del mar,

quiere pescar pero respeta a esa brisa y esas mareas de sentir

auxiliado a sobrevivir en la paz y el sosiego de su inmensidad.

 

Iza presto su vela larga en el mástil de la grácil barca de pesca

enfoca el timón a sotavento para alcanzar el abra de su puerto,

mientras recoge las líneas que suben los peces que han picado

se embelesa viendo las crestas de las olas espumando blancor,

mientras la anterior brisa se va convirtiendo en soplos airados

propagando un viento que sopla raudo la más terrible Galerna,

la gran Borrasca que mató la existencia y el barco de mi padre

cuando la barca y mi suerte ya surcan el abra al puerto seguro.

 

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

11 de noviembre 2016