VARADERO MÍO
Quién pudiera beber en el umbral de tus fuentes
para apagar la desesperación de mi boca,
y la altiva llama que a mi espíritu provoca
y lo tensa igual que los trinquetes ascendentes.
Oh, senda y cordillera de amapolas ardientes,
jardín del tierno beso que con su labio toca
las blandas uvas que a mi sed y a mi carne loca,
la devoran vuestros crepúsculos envolventes.
Si, mariposa mía, tú eres la breva y la estrella
¡varadero mío¡ donde vivo satisfecho.
Acércate bella mía ¡Oh, cándida doncella!
Dame ese bosque de amor y gozaré de ese hecho
dámelo ninfa mía, dámelo mi libella,
para morir de amor, en las selvas de mi pecho.
Fco. de Sotavento