A veces estas ilusiones se me llenan de hormigas
y los manantiales no tienen agua para mi sed,
entonces los pasillos de las ideas se me extienden
infinitamente sin saber hacia donde, hacia dónde.
Me doy cuenta de que no tengo las llaves de mi casa,
de que quizás tampoco tengo ni residencia alguna,
entonces cuento a ciegas mis piedras de polvo lunar
y las aprieto con el puño derecho hasta sangrar.
Luego el calendario parece ir hacia atrás, hacia atrás:
2010, 2009, 2008, 2007, 2006, 2005, 2004, 2003...
Y no sé. Y no sé dónde estoy yo. Y no se dónde tu estás.
Las dos y cuarto marca hoy este reloj. Es tarde ya.
Es ya noviembre y la utópica saudade viene a mi.
intensa y fina en la palabra que de nuevo me atrapa.