Mi alma solita
sonreía dichosa
en la casita del ribazo
donde volaban
las mariposas
y se besaban
las palomas ansiosas.
Oh casita blanca
de la orilla.
Oh murmullo
del agua pasajera
dulce cántico
para el que
contento espera.
Lento andar
del rio perezoso
que me acompañaba
en mi vagar de niño
cuando batía sobre
esta tierra
todo mi cariño.
Sauces de mis recuerdos
por tan amigos
donde colgaban los nidos
que tejían los boyeros.
Están en mi memoria
los colores y sonidos
que alegraban mi bohío
pero mas que nada
evoco la majestad
de las flores del ceibal.
Y era para mi solaz
la canción ronca
del arrullo de la torcaz.
En la orilla colgaban
las vides sus racimos
y ponían verde al agua
los camalotes florecidos.
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