me gustaría vivir un día común
pero no soy de esas personas
no soy un extraño vagante aún
pero del final aún cuento las horas.
soy un confinado al sin fin
de carmines y rubeolas amarillas,
enfermedades que guardo en un cojín
y versos que matan incluso a sus semillas.
me preguntan, por qué soy tan leve
como amapolas que apagan pompeya.
yo respondo que mis noches no son bellas
y mis llantos, solo los escuchan las estrellas.
Qué le hago si me duermo en las auroras,
si mi espejo es mi mayor adversario.
cuando busco cada noche aquellas arpas
que me toquen en mi claustro imaginario.