Es un día especial,
día de celebración,
a ese hombre abnegado
que trabaja con tesón.
Su jefe esta en el cielo,
de el recibe la palabra,
la va sembrando con llanto,
la recogerá mañana.
Su fuerza es la humildad,
su poder es la oración,
y su mejor ornamento
es su sereno amor.
Pastor de este rebaño,
oveja del Salvador,
no desmayes ante la pena,
abrígate en tu Señor.
Tu trabajo en esta tierra,
es de inmenso valor,
mas la corona por ello
te espera en la Santa Sion.
En esa ciudad hermosa,
tus penas terminaran,
las almas que ganaste
allí podrás contemplar.
Cada vida liberada,
a través de tu labor,
serán estrellas brillantes
adornando tu blasón.
Sigue andando y llorando,
esparciendo la semilla,
cercano esta el día
de recoger las gavillas.
La mies esta ya madura,
pronto viene el segador,
pastor sigue trabajando,
ya se acerca el galardón.