Junto al ocaso
el espejismo de vidas pasadas,
la difusa sensación, el vago recuerdo,
el reconocimiento de las almas,
la confianza entre palabras
enlazadas, la complicidad
y la fluyente intimidad
que sorprende a la mente
encerrando al pensamiento
en el loco devenir de las ganas,
un sin fin de suspiro que extraña el dulce aliento,
no esta, pero existe,
suspiro que permite
el breve desalojo de la ansiosa desesperación
y calma a la ambisión de llenar... mis oídos
con tu apacible voz.