EL GAMIN NO TIENE LA CULPA
Ellos pobres y tristes en las calle;
sin calor; sin abrigo ni alimento,
sin la dulce caricia de una madre,
con el rostro enfermizo y macilento
Sin la cuna amorosa; desterrados,
condenados por siempre a padecer;
porque no respondieron por sus vidas
esos padres que a ellos dieron ser.
Qué esperanzas tendrán sus corazones
si no existe para ellos la ternura;
con qué amor mirarán ellos la ciencia
si el desprecio y el hambre los tortura.
Pobres ellos; sin culpa en tal destino;
qué dirán en sus noches de desvelo;
tal vez sientan la angustia por su suerte
y justicia reclamen desde el cielo.