Hoy estoy sin saber nada,
sabiendo solo que te quiero.
En la noche se ve la melodía que grita
tu dulce voz de mujer
y en un costado se tiende mi silencio
absorto por oírte, por verte,
por ver esos ojos donde se pierden
mis pensamientos,
ansioso por besar el secreto
escondido entre tus labios.
Escribo un verso más como un
soliloquio cantado a la luna
mientras dibujo las estrellas.
Quisiera como ellas velarte por siempre
y me encuentro con un nuevo solfeo
a la nada.
Deja que recorra una última vez
el dorado desierto dormido en tu cuerpo,
deja que respire otra vez el aire
que tu boca emana como un huracán de sueños
que mi pecho envuelve,
déjame besarte te lo pido;
necesito rozar tus labios con los míos,
necesito probar la libertad que guardas
presa en ellos,
necesito ver mi libertad volando libre
en la libertad de tus besos.
Cierro los ojos y veo el fulgente brillo
de tu mirada como un reflejo en la noche.
No sé muy bien cómo ni por qué,
pero es imposible borrar de mi latir
tu recuerdo.
Hoy estoy sin saber nada,
sabiendo solo que te quiero.