Veo tu devoción cuando rezas el Rosario
pareciera que le cantaras dulcemente
a nuestro Señor y el cielo se abriera
abrazandote de luz y bendición.
Veo como elevas en alabanza
la nota gloriosa a Dios
despliega como un destello divino
de un don sagrado que él te dió.
Veo cuando estas en ese momento
tan sublime, la Sagrada Eucaristía
tu rostro se ilumina y tu pecho se llena
de gozo, de la gloria de nuestro Señor.
Gloria, tu esencia se alimenta
en el sendero de la luz
alegre siempre y fiel sierva
a los pies del Señor.
(Poema dedicado a mi amiga Gloria Quintero
hermana en cristo.)
Rosa Maria Reeder
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