Te esperaba contento, suplicando tus besos
La mañana olía a esperanza y ternura
Sin aviso morimos, silenciados y presos
Vi sus garras manchar tu impecable blancura
Sin piedad, los maté, triturando sus huesos
Supliqué tu regreso, me atrapó la locura
Te lloré sin parar y me hundí en los excesos
Ni la sangre de ellos revivió tu dulzura
Preferí terminar mi dolor y mi vida
Yo morí a tu lado la mañana de abril
Que te vi agonizar y te supe perdida
Decidí escribir el poema febril
Que tus ojos contemplan, mi más triste partida
Un pedazo de mí que dejé en un atril
**E**