Por Alberto JIMÉNEZ URE
Te obliga devaluarte
Cuando quien te oferta
Alimentos que, por «codicia,
«Conspiración para Delinquir»
O intenciones con arrogancia
Reveladas, se apropia, confisca
Y acapara productos
Al amparo/complicidad
De un Funcionariado
Institucionalmente corrompido.
Su codicia dicta que cada día
Aumenten los precios de la harina,
Arroz, aves comestibles, carnes,
Granos, verduras y medicinas
Que alguna vez podías comprar.
Ya no eres
Cosa distinta a un esperpento:
Persona sin capaciad para
Las cuotas mensuales
De su planificada cremación.
Sales hacia la calle sintiéndote indigno
E impulsado por un vacío estómago
Que te exige llevar a tu boca
Un trozo de pan, sin mantequilla,
Rellenado con sobras que sustenten un poco
Tu ya famélico [por desnutrición] Ser Físico:
Ese al cual, antes hermoso y odorífico,
Hermosas mujeres admiradas escrutaban.
Hace rato que comenzaste ser percibido
Esquelético, prescindible, trasto.
Forrado en reseca y arrugada piel
Te apena visiten el cuchitril
Donde, sin revolución, patria ni capital
Alguien hallará tu «rigor mortis»
Y notificará a las autoridades forenses
De la parroquia donde precario vives.
No practicarán autopsia: de vista se sabe
Que la dignidad no precedió tu fallecimiento,
Te obliga rendirte
Porque no puedes
Ni siquiera arrastrar tu cuero
Solicitándole a quienes fueron
Amigas o varones fraternos
Auxilio humanitario.
Algunos imputarán al Hambre
Por haber abatido tu existencia:
Exculparán a quienes la controlan
Desde el pedestal donde liban
Mientras fomentan, con listados
Que elaboran burócratas de poliburó,
El exterminio de no adherentes.
En mi país Hambre es un edicto
De «Gaceta Oficial», refrendado:
Con un sello húmedo de la república.