Si algún día
los hombres caminasen
con una sola pierna
EL
utilizaría los brazos.
Si se comiera
sin masticar
EL
utilizaría dos dentaduras.
Si algún día
hubiese que cubrir la cabeza
con una escafandra de cristal
EL
respiraría impenitente
sin acaso intoxicarse.
Si se pudiese
volar
EL
llevaría plomo en los bolsillos.
Si algún día
no fuese necesario estudiar
EL
obtendría matrícula de honor.
Si el blanco
continúa siendo blanco
EL
lo seguirá viendo negro.
Y son sólo noventa centímetros
lo que separan su nariz
del suelo.
Abolirá el NO
y el SI.
Creará una terminología tal,
que no habrá forma
de buscar su antónimo.
Es posible que
en su madurez
se vea llover
hacia arriba;
jugar al fútbol
con la Luna;
escuchar por el dedo gordo
del pie.
Y lo que ha
apagado en una
onomástica
han sido tres velas.
Lleva en su sangre
glóbulos violetas
y es, en potencia,
una cerilla en la
puerta de un polvorín.
Nunca tuve oportunidad
de ver
crecer
al HOMBRE PROTESTA,
más, tengo la
sensación
de hallarme en
posesión
de una butaca
de primera fila.