Araceli Vellber

Soledad

Y en la soledad encontré un sitio

contemplando mis ojos tristes

y tus labios color sonrisa,

para descubrir como fue el camino, al principio,

cuando las palabras amordazadas por el miedo

por una vez se vuelven sinceras

y jugarse la vida al cara o cruz,

de una moneda,

no tiene recompensa.

Soledad, que bien te queda el color de tu camisa,

tu perfume

y algunas risas,

qué bien te veo ahora, a solas

y que miedo, tenía antes al levantar las sábanas

y comprobar que estaba sola.

Soledad no vengas aún, espera.