Un amor que no pudo ser
se avecinaba una tormenta
ya sentía las agujas que pinchaban mi piel.
Los lamentos fueron contados por el destino
y mis latidos eran como rasguños
a mi corazón herido.
Aquel amor que no pudo ser
aquel momento me vio desvaneciéndome;
nada se oía más que un aliento
que presuroso se alejaba
recogiendo lágrimas de un llanto seco.
Un amor que se fue
un amor que no fue
un amor que no pudo ser.
Aquella tarde mis lágrimas se abatieron
y un libro con sus páginas se cerró.
Ambos dimos la vuelta, cada cual por su camino,
ella salió acompañada y yo no.