Me levanto una mañana más, y respiro, como de costumbre,
solo por necesidad, igual que la cafeína cada mañana
para energizar este día de mierda, aunque no me haga efecto ni 3 tazas de realidad;
Ni caminar descalzo por la cocina mojada; eso me recuerda a tí,
a aquellas mañanas cálidas a tú lado,
pero ahora frías, frías como el puto grifo del baño antes de darme un baño de libertad,
y evadirme del que no estés.
Otra vez más estoy sentada en aquel sofá hundido y quemado con las colillas de las finitas noches atrás,
y las infinitas que yá llegarán.
Tengo la mirada perdída en aquella caja tonta y hueca que me regalaste,
y eso me recuerda a tí, aunque bueno…
Tú por lo menos la encendías.