Jesús estuvo aquí en la tierra y a los hombres dejó dicho.
Ama os unos a otros como yo, os he amado.
Pero el hombre quedó sordo no cedió por enterado.
¿Has visto cómo está el mundo?
No se encuentra hoy amor... amor.. entre los humanos.
El egoísmo y él yo, lo ponen siempre delante, son hombres de poca fe.
Piensan que pueden vivir sin Dios y así va el mundo:
pues el hombre no nació para dominar al hombre sino que a este
domina para su propia maldad.
“No pertenece al hombre que esta andado siquiera dirigir su paso.” (Jeremías. 10:23)
Pero el hombre no hizo caso.
Y de este modo, la tierra está llena de tantos
sufrimientos y de tantos desengaños.
No creáis hombres, que Jesús murió en vano:
él murió por perdonarnos a nosotros los pecados.
Y Dios promete que pronto ni la muerte, ni los llantos, subirán al corazón
¡qué todo quedará atrás olvidado en el pasado!
Hombres pensar un poquito, Dios dio a su hijo unigénito, a la tierra fue enviando.
Él tuvo una muerte horrible y en él ¡nunca se halló engaño:
y el que crea en mí, aunque muera vivirá
¡Es cosa de meditarlo!
Y si el hombre no estuviera tan ciego, sordo, y falto de amor
hacia los demás, comprenderían sin dudarlo qué al morir
Jesús un día... ¡al mundo estaba salvando!