YoKo

Oda al final

Los finales resuenan solitarios como el camino que se olvida

y las huellas que se extinguen evaporadas por el sol en la arena

donde la pluma suspira por la última gota de tinta,

despidiendo al pensamiento, al roce de los labios con el papel.

 

Es tomar la mano de alguien amado en esa inevitable despedida,

para dar vuelo a las golondrinas de la vida que finalizan una sinfonía,

que coloca el punto final a la novela de un pasado

y dar comienzo al futuro que pronto disuelve en el presente.

 

No me gustan los finales aunque sea donde más se vive, más se siente.

porque el viento llora y asfixia los recuerdos ya latentes

en el remanso de la avenida donde concluyen los pasos de una vela sofocada

que cincela un “Hasta luego” que promete ser “Adiós”

Clavel Rojo

Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.