Un día... de adolescentes distraídos
un suspiro no muy lejano
hasta tus ojos me llevó.
Un día... que titiritaban las campanas
una alegría de voces
cristales de lluvia clara
por tu ventana esparció.
Un día... que la tarde enmohecía
nubarrones desordenados,
un pincel de pensamientos
tu cielo garabateó.
Un día... de palabras desaliñadas,
un pantalón engrasado,
una mano sobre mi mano
y mi voz un estertor.
Un día... en una prisión temprana,
un ingenuo consentimiento
tu voluntad etiquetó.
¡Y volaste pensativa pensativa con promesas de señor!
Un día... de alacranes adormecidos
una mirada tuya,
un tren en contravía
y en aras de terco olvido
mi poema te revivió.
Racsonando ando