Corazón que con el corazón callado
forjas en el viento su ausencia
mientras vuelan las lágrimas que seducen
la melancolía vestida en tu rostro
en un llanto tan efímero
como la eterna noche que en tu pecho habita.
Corazón que con el corazón callado
suspiras los besos que en ella no pronunciaste,
gritas su nombre bajo la voz del silencio
y vives pensando si alguna vez, tan solo una,
ella te habrá mirado como tú siempre la miras,
dime, ¿por qué ella, por qué?
¿Cómo eres capaz de amarla si en su desidia
yacen las esperanzas que mi razón quiso anegar,
si dice ser cuando otros se alejan
y no ser cuando ante todos se contempla la verdad,
la única verdad del amor verdadero?
Dime, ¿por qué ella, por qué?
O, ¿por qué no amarla?
Corazón que con el corazón callado
andas buscando el olvido para tratar de no pensarla
y como dulce niño inocente
dejas que las palabras fluyan perdidas
mientras que en tu recuerdo solo la ves a ella, solo a ella,
y el tiempo es una lucha constante contra
la adversidad de los hechos,
dime, ¿por qué la amas?
¿Por qué en ella ves lo que en nadie alcanzas?
¿Por qué en sus ojos hallas la única luz
que consigue abatir tus penas?
¿Por qué quisieras besar
como nunca antes se ha hecho
ese tierno rubor de sus labios en cuyo secreto
se escribe lo que nunca hablas?
Dime, ¿por qué, por qué ella?
Corazón que con el corazón callado
contemplas absorto aquello por lo que mueres,
dime y solo dime que no soy yo quien de verdad la ama.