tu sonrisa burbujeante
de blancura perfecta
de genuina belleza
que me enciende
e inquieta
diablura necesaria
exorcismo a la inercia
que despierta
a la víctima
de Drácula
siendo tú
un vampiro...
Inquietud
inquietud,
fiebre que no me deja
inquietud
no puedo ofrecerte
mi cuello
y
una voz tímida
y desoída habla
haciéndose espacio
entre el aturdimiento:
si fue su Diablo
quien te despertó
cántale entonces
a su ángel