Carlos Brid

CORDURA

CORDURA
-No sé, quizás haya estado desde siempre! en ese letargo que te da el anónimo.
Lo cierto es que un día apareció y se quedó sin permiso, con la obstinada reserva que le otorga un designio que no entiendo. Y empezó a conquistar los colores e inventarlos para tapar las zonas grises y desterrar ese ánimo de idiomas extraños. Desde siempre estuvo porque nunca fue ajeno a mis días. Solamente esperaba el instante preciso que le correspondía, como los caminos, que los descubres cuando estas en la perdida ruta y te das cuenta que tenían tus huellas. El fulgor de la cordura cuando estas pisando los infértiles campos de la desilusión, estuvo desde siempre.