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Dejas caer el cielo infinito en tus ojos,
¡amor y cariño mío!,
y soy como un dulce crío,
¡amada!,
y sin enojos,
dejas sentir el agridulce sabor,
¡en el corazón!,
y es tu más delicada razón,
que se torna oscura,
cuando amedrenta,
el farol de tus ojos,
¡bella mujer!,
y es el cielo infinito,
a tu piel es tan distinto,
que fragua un empezar,
y no es como tus ojos,
un saldo de un callar,
¡calla corazón!,
¡amada!,
hoy se ensalza mi vivir,
con la mirada de tus ojos,
y aquí sin complejos,
celo a tus ojos llenos de luz,
como el relámpago de un sol,
¡sí, en el cielo infinito!,
veo el claro sol de un nuevo día,
cuando me das el cielo infinito,
y de tus ojos,
¡amor…!
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