Tengo en mis hombros varias historias,
cada una, es la marca de largo pasado;
cada pasado, fue un amor con historia
y del amor, su historia, es algo pasado.
Muchas mujeres dejaron su lápiz labial
manchando con felicidad mis facciones
y, otras tantas, apropiaron la felicidad
rezando en el cuerpo y mente oraciones.
Como caballero le he sido hombre fiel
a cada silueta que se me ha presentado;
como hombre, hubo un caballero de piel
que sintió la pasión de vivir disfrutando.
Mi religión es la tentación de la figura
acompañada con suspiros y sus besos
delirando por el aire la nacida locura
al desear que nunca termine el exceso.
Llevo registrado en cada mirada hecha
lo irresistible de ser bocado para su ser;
no hay nada comparable, por derecha
o izquierda, porque central es la mujer.