Ella se asomó con sutileza
a una fría brecha de su alma
y sus retinas quedaron impactadas
de ver el amor que en él se añejaba
y pendiente de entrega estaba.
En un roce, ella cayó en su regazo
y lo abrazó no sólo con sus brazos
lo abrazó con el tiempo que le había esperado
y por las décadas que aún sin conocerle
ya le vivía extrañando.
Pero su larga espera fue en vano
el alma de él ya estaba habitada
por grietas y heridas del pasado
que le impedían responder fielmente
a las indicaciones de amor en su presente.
Por la ladera de sus grietas oscuras
varias noches juntos caminaron
a veces tomados de la mano
y otras tomados de los recuerdos
que lo mantenían anclado a su pasado.
Quizá su amor no fue suficiente
para alumbrar su oscura callejuela
y librarlo de la angustia irremediable
de haber amado tanto en vano.
Se marcharon sin prevío acuerdo
agredeciendo a la vida su encuentro
ella llevará por siempre su recuerdo
sin que este le impida avanzar a su presente.