La lluvia con su discurrir suave
Acaricia las huérfanas aceras
El cielo golpea Con sus perlas etéreas
Nuestros obliterados corazones Alcázares
que no se doblegan
Han sellado sus puertas al olvido,
que no conoce los olvidos
no se resigna , en su memoria
El cielo perspicaz dando coces golpea
Son ordalías de copos nacarados
Que estallan en un dosel dormido
Como si intentara trasladarnos
con el opio en un lecho de sueños
Bajo un vaho luctuoso , en la lejanía
Los techos son centinelas sigilosos
Viejos toboganes corroídos
Han obligado al tiempo
No interrumpir su acuoso periplo
Siempre hacia abajo , en un desliz ciclico
hacia alcantarillas derruidas
Morir luego por lupanares y presidios
Presume al revivir en los mares
No llamarse tiempo , sino Eterno
Un raudo viento ensortijado
lleva en sus aquelarres
un baldaquín de gotas cautivas
En ellas se lleva algo de nosotros
nos arranca briznas de vida ,
nuestro presente se aletarga
el pasado es una semilla que germina
en un crescendo que acapara y domina
embelesando en un éxtasis la mirada,
el latido
inscribiendo en el rostro finalmente
su rúbrica de sonrisa
Centenares de bolitas de cristal
Penden reas , trémulas y pensativas
De una letárgica verja que agoniza
Por su diáfana limpidez de estrella
Se atisban siluetas abigarradas
Sin colores pero vivas
mimos del tiempo
Estro que intentan sin voz
Despertar nuestros recuerdos
El inerte pensamiento se dispara
se difumina en la mañana lapidaria
Desde este cristal empañado
Delgado limen que separa
esos efluvios nimbados
de esta habitación vasta y solitaria
por el zaguán de mis fauces
percibo nervaduras fúlgidas y nerviosas
que se bordan en un cielo moretonado
Son recuerdos que inhalo
traídos por una brisa agreste
a mi memoria que sorda duerme
son perfumes
mixtura de lo acre y lo dulce
esencias del pasado y del presente
bostezo de gotas , herrumbres , savia y tierra anegada
fragante urdimbre orlada con hilos arcádicos
de corridas bajo una lluvia fría
de pies desnudos y enfangados
una toalla cálida ,
lombrices en mis manos y una cuchara encurvada
elixir espumante y reconfortante
en una taza sahuma el afecto
y en su trasfondo
el sol de tu mirada
afuera llueve
entre algodones tiznados
por hollín etéreo
el curioso sol guiña sus ojos
como si quisiera sorprendernos
en este adulterio del tiempo
desde tornasoladas burbujas
que respiran tenues en lenta agonía
el pasado me pide , me implora , me suplica
cual moribundo atorado con un póstumo suspiro
balbuceando en mis oídos
que cuando el palio azul se despliegue
y la vida aletargada
en oros húmedos se despierte
no me olvide ...que aquí estuvieron
son Umbrales
a una dimensión abandonada
exiliados a un rincón umbrío
a una vida subterránea que se arrastra
ataviada con percales sobre un tapiz de ceniza
con el pértigo de la esperanza
en una suerte de última jugada
vadean el charco de la nada
se ciñen fuertemente de mi pluma
como niños traviesos que se penden
columpiándose de un gajo endeble
piden que las redima , quieren ser al menos
quieren ser las palabras