Bésame lentamente como si el tiempo no existiera, déjame desvestirte como si no existiera mañana y déjame sentirte como si el mundo se fuera acabar. Detente solo un segundo y toma mi mano, que en este juego ya somos uno. Siénteme tan despacio que ya tu piel es una con la mía. Suelta tu cabello y déjame sentir el aroma a mujer que tanto me enloquece. Y con el movimiento de tu cadera hazme tan tuyo que solo yo sepa el compás de tu canción. Llévame donde sólo tú sabes llegar y donde sólo nosotros podamos ser, lo que en el mundo real nadie quiera que seamos. Dime lo que sientes aunque sea por última vez y miénteme si es necesario porque después de esta noche volvemos hacer lo que siempre fuimos dos extraños en la ciudad del engaño...