Afloras cada día
como la luz del universo (suave),
trayendo brisas marineras en la mirada.
Como una ruta de agua limpia,
buscas mi sombra, mi refugio,
para renacer de la tierra,
como fruta limpia (recién abierta).
!Somos tan igualmente
felices al amarnos!
Y así te guardo (feliz), entre versos
y campanas que nos miran,
enarbolando tu nombre,
estampándolo en cada diminuta
hoja del camino.
La lluvia (a veces) te desviste,
y tu voz penetra airosa
en cada espacio de mis venas,
me transitas transportando olores alegres,
y en mi euforia, muerdo tu boca,
que parece para mi boca hecha.
Cuando llegas,
vienen todas las caricias,
nacidas desde tus dedos;
se arremolinan sobre mi cabeza,
(entonces) eres las alas de un pájaro
y el perfume de la hierba buena.
Contigo,
van trepándose las horas a mis ventanas,
para atraerte (a ellas),
para que no te vayas;
para dejar tu cuerpo de azúcares,
anclado a mi puerto barcas olvidadas.
Tú, estás ahora (no huyes),
buscas en las vibraciones de mi voz ,
esos latidos que conoces de mi pecho,
me observas detenida,
como la luna a la marea,
y tus labios consentidos,
buscan emocionados los míos
para sellar sus puertas.
Quiero otra vez nacer contigo,
beber de tus senos la blancura
escondida (dentro) de tu nombre,
inventarnos juntos:
- un cielo,
- un horizonte,
- un sol,
- una playa de silueta salobre,
- unas nubes de dormir,
- un amor donde esperarnos
en una eternidad sin fechas.