Las calles semidesiertas
dejan escuchar su silencio
amaneciendo tranquilas.
El bullicio de gentes en días de trabajo
duerme plácido sus sombras serenas
sobre el asfalto vacío.
Las hileras encendidas
de plátanos, gynkgos, arces, coníferas,
da una chispa intensa
de cálida luz sobre el cielo radiante.
Las alas plegadas de Madrid
elevarán su vuelo
en días de otoño
esparciendo la hojarasca
por sus callejuelas, plazas,
por el Retiro, La Puerta del Sol,
La Cibeles, La Puerta de Alcalá,
donde sus gentes sencillas
se encuentran, conversan, ríen,
se bañan en la alegría
del encuentro ameno.
Sus corazones ahora,
entre sábanas calientes
acogen semillas de bondad,
ideales, proyectos, sueños,
en este otoño que vierte
sus colores vibrantes
por cada esquina de Madrid.
Y como dice el dicho:
De Madrid al cielo.
Y añado yo:
Abrazado por este precioso otoño.
19-11-2016