Camino por la inmensidad de la tétrica mañana; el mar sacude mis sentidos,
sus golpes, su olor catastrófico, sus colores nostálgicos, alimentan esta sensación mortífera, plagada de odio y melancolía.
Sangran mis manos, sangran mis pies,
chorros resbalan entre mis dedos, gotas que quedan plasmadas en el suelo de hojas viejas y tierra húmeda,
pintando un cuadro, de Bosco ¿Tal vez? creando dolor de matices rojos en el lienzo de mi suelo.
Me reviento, me desplomo entre estas piezas que reconstruyen paisajes malditos.
Me resbalo entre las platas que sostienen a mis manos,
me sumerjo en el fondo oscuro de esta tierra corrompida,
me absorbe este miedo de muerte,que morosamente llena mi boca de lodo podrido,
lleno de gusanos, de sueños heridos, y sentimientos enfermos, resegados.
No soy más que un cuerpo sin vida, que recuerda, los pequeños bellos instantes que se han arruinado,
un triste humano más que pretende ser exhumado.