No sé si lo habré soñado...
alguien sonrió al parecer
con lo que escribí antiyer.
Pues tengo lo que ha quedado
como clara evocatoria
y me tomo la licencia
(y de ustedes la paciencia)
para seguir con la historia.
Todo cambió de repente:
una mañana temprano
estando yo mate en mano,
una brisa del poniente
me envolvió con su tibieza.
Me asusté y saqué el facón,
se me oprimió el corazón
y me refugié en la pieza.
Un ángel, o que se yo,
me sacudió el esqueleto
y grité, viril, escueto:
¡Soy macho, que lo parió!
¡Fuera alpargatas rosadas!
Soy varón y mujeriego,
ya, nunca más lo reniego
al diablo cosas pasadas
Monté un flete mal domado
y en busca de algún querer
que me diera una mujer
me encaminé hacia el poblado.
Pero allí en la pulpería
el asunto estaba espeso
tiraron calibre grueso
¡Qué gente de porquería!
Indirectas a destajo...
\"qué guampas que tiene el buey\"
\"¿vieron la peli del guey?\"
Me tuve que ir al carajo.
Pasé por lo de la Sara
que escapó ante mi presencia,
y vieran a la Prudencia
dándome vuelta la cara.
Tampoco la Sinforosa
atinó a abrirme la puerta
y hasta la tuerta Ruperta
metió llave y a otra cosa.
Ni la coreana Ohy Shí,
ni la Eulogia, ni Agripina,
ni la rubia de la esquina,
todas huyeron de mí.
Por el barrio de la Ñata
mi caballo desbocado
por las balas que han tirado
me dejó solo y a pata.
¡Con tos, con tanto estornudo,
y eso que tiene el destino
me recogió en el camino
aquel que me hizo cornudo!
Llegando, inquirí, resuelto
¿Adónde dejó a mi amor?
Gritó en su ciclomotor:
¡Ya lo ve, se la he devuelto!
Aquí estoy, mi dulce amado,
(señaló mientras reía)
mas yo en sus ojos leía
¡Quien me quita lo bailado!
Sin dudas la perdoné,
si tiene tanta belleza,
en su pecho, en la cabeza,
pubis, manos, peroné...
Además, (citas eternas,
de esas que sabe el gentío),
“¡Si no quiere pasar frío
pase las noches con piernas!”
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Dibujo de Florencio Molina Campos)