David Arthur

Su sagrado himno a la noche

 

 

Su libro de poemas quedó abierto a la página

que ella más preciada,

su mirada contemplativa,

atrapada al vuelo por los ojos merodeados de él,

divulgó sus pensamientos,

recordando la noche que reservaron

para tentar los dioses de Olimpo

a embellecer su intimidad

con velas estrelladas,

iluminado grietas secretas

de donde la fuente escondida de un río

salpicaba el libido,

apagando paulatinamente la sed

 

Con sumo placer

ella había saboreado la dulzura del vino

del buqué de la palabras,

servidas en los versos de Novalis,

prendiendo las llamas

de su sagrado himno a la noche