Me encontraba profundamente dormido, un sonido estruendoso,
percibía mis oídos… Al despertarme apresurado,
mire hacia el ventanal, era un cielo enfurecido,
con rayos y centellas… Un tremendo aguacero.
Me dirigí a la ventana, casi no podía ver,
la tormenta era muy fuerte, volteo la mirada hacia el vecino,
pues ellos vivían en un rancho, una familia noble,
de pocos recursos… llenos de miserias,
pero de un gran corazón… Excelentes personas.
Encendían los faroles… Era por el agua de la lluvia,
que pasaba hacer su cruz… Corrían desesperados,
buscaban, baldes, hoyas y pipotes… para controlar el agua,
tratando de salvar sus pertenencias… La feroz noche de lluvia,
podían más que su intención.
Los truenos, rayos y centellas… producían un ruido feroz,
la madre angustiada, tomaba a su recién nacido,
lo abrazaba a su pecho… Mirando al cielo imploraba,
pidiéndole al Señor, cesara el tremendo aguacero,
para aliviar su cruz y su dolor.
¡Si la lluvia pasa!, ¿cuándo pasa el sufrimiento y la miseria?
¿Cuándo viene la esperanza?
Amaneció un hermoso día, lleno de paz y calma,
todos los vecinos unidos… reconstruyendo el rancho,
un día asoleado… Un hermoso arcoíris,
embellecía el firmamento.
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