Lo siento, Schopenhauer no me agrada,
su espíritu amargado y pesimista.
Que es sauce desvistiéndose a la vista,
sufriendo un malestar que desagrada
culpando al triste estado de revista.
Venderle mi alma al diablo no me asusta
en busca de mi eterna juventud
a fuer de ser clavado en una cruz,
cual Nietzsche escudriñando en Zaratustra
en busca, entre tinieblas, de una luz.
A Shakespeare, mi respeto es tan profundo
por su ser o no ser ¡qué gran dilema!
El mundo convertido en un teorema,
a veces tan alegre o tan inmundo
que al fin ha de salvarle de la quema.
Prefiero leer a Goette y Calderón.
Coincido en creer la vida es sueño
al corazón trocándole risueño.
Admito que aparente un dormilón
buscándole y muriendo en el empeño.
Con Cervantes me río, me distraigo.
Su iluso caballero y Sancho Panza,
convierten a esta vida en una chanza
que a lomos de jamelgos sin arraigo
matando van fantasmas con su lanza.
©donaciano bueno
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