EL POEMA DEL AMOR QUE TE REGALO
Hoy que mi vida consentirte quiere
viene a cantarte con acento claro,
por que mi alma sin tu amor se muere
quiero tenerte por eterno faro.
Vengo a decirte que en verdad quisiera
ser el arrullo de tus tristes horas,
para que el llanto y el pesar se mueran
si es que con ellos amargada lloras.
Ya tu recuerdo se grabó en mi vida
con tu amor, tu piedad y tu ternura
y no quiero perder la consentida
rosa que guarda para mí, frescura.
Rosa te digo; flor de mi esperanza,
capullo eterno del jardín del alma;
en tí quiere mi vida hallar confianza;
yo a tu pecho quisiera darle calma.
Tantos recuerdos que mi pecho abriga
todos visten color primaveral;
pero sólo el recuerdo de una amiga
surge en mi alma con luz más inmortal.
No quisiera decirte más, amiga;
otro trato merece tu bondad;
mejor quiero que seas la testiga
de un amor que nos una en caridad.
No quiero pues que tu recuerdo muera
ni que marchites la esperanza mía,
porque sé que mi vida es lastimera
si al olvido me entregas algún día.
Quiero cantarte con el alma entera
porque tu imagen desgarró mi pecho
y sólo en tí mi corazón quisiera
tener la pena y el dolor deshecho.
Tú, que a mi vida le robaste calma
con la mirada de tus ojos bellos
también le diste inspiració del alma
con la ternura que brotaba en ellos.
No consentirte para mí es la pena,
no poderte mimar es mi amargura;
porque tu vida de secretos llena
guarda en el alma sin igual ternura.
El palpitar que de mi pecho brota
quisiera unirlo al palpitar del tuyo
para con suave y consentida nota
darte de mi alma el infinito arrullo
Tú que me inspiras con tan hondo acento
ya me llenaste de recuerdo el alma;
y sólo en tí mi corazón sediento
con tu piedad y tu ternura empalma.