La ciudad siempre fue un acontecimiento
Desde pequeño, mi papá me llevaba de la mano
calles largas, muchos automóviles.
Un sentimiento de movimiento, a veces, hasta violento.
Aun así, de la mano de mi padre,
la disfrutaba.
Años han pasado y la ciudad está, igual que yo, ha cambiado;
no es un cambio meramente exterior;
no se refiere a su calles, a los carros
o a los nuevos edificios;
no,
se refiere a cosas que están más allá de las palabras.
Mi padre ya no te mota de la mano,
pero juntos, la seguimos disfrutando.
Recordando tiempos,
pero preservando estos.
La ciudad permanece, pero cambia.