Llevo en mis manos
el rencor del desamor,
desamor que desengañado vuelve
cuando el engaño lo deja llorando
a los pies de una ilusión
quebrantada por falsas palabras.
Son cientos los vuelos de un pájaro
abatido, mil veces caído,
que aletea y siempre cae
cuando confuso cree encontrar
su lecho donde la nada acecha.
Solo quiero escuchar el silencio
si cada voz tuya a mi venida
es otra falsedad, otra mentira,
otra piedra que me golpea y vence,
otra tristeza.
Me llaman rabia pero soy llanto,
me llaman ira pero soy dolor,
dolor que con dolor me aventa,
dolor que con dolor grita
aunque nadie lo entienda.
Dicen que en mi vieron el enfado
de una tormenta embravecida
en días donde el sol quema,
donde la lluvia es lluvia aunque
nadie la quiera;
yo solo quiero borrarme la pena,
esta que nadie comprende,
este que duele aunque a veces
se esconda.
Tengo el alma rota y cristalina
quizás ocultando su color,
nadie sabe cómo viste,
nadie, solo yo.
Alma que se tiende a la espera,
alma he de llamarte
y muerta por definición.
Estás tan sola y triste que veo
en ti el desierto de mil noches
saciadas solo con el agua
de infinitas lágrimas.
Llevo en mis manos el rencor,
el rencor de desamor,
desamor más que nunca herido,
herida que traigo desde lejos
y ahora lejos es donde quiero perderme.