Casi arrastrándose llega a sentarse en el comedor donde me encuentro, intenta contarme lo que pasó y me pide perdón, pero de eso no me encargo yo, soy un simple mensajero y no precisamente de dios, su cuerpo vengo a llevarme, angustiada me recrimina que su historia debe ser contada, con la poca voz que le quedaba me contó esto que les cuento hoy.
El parecía dormir con total claridad, pero sus sueños eran turbios de verdad, deseaba con toda maldad lastimar a la gente que le hicieron algún mal.
Dormido daba varias vueltas, tirando puños y patadas al aire y habla en lenguas muertas, era un hombre normal ante los ojos de los demás, pero al ingresar a su hogar se transformaba en alguien letal, tirando odio hacia todos, insultos por de más, un astuto zorro del engaño, maníaco metal, pero había una rara particularidad, en su pieza casi nadie lograba entrar, pero debes en cuando si, y eh aquí el relato triste de lo que ella vivió.
Espejos de Marcos antiguos puestos en direcciones diferentes, como si algún raro ritual se manifestaría en ese lugar , uno de tras de la cama, otro sobre el techo dos hacia los costados y el más raro a los pies de la cama, bordes dorados casi tan alto que rozaba el techo de la habitación, y en su decoración unas calaveras plateadas, pensó que era para disfrutar del acto sexual, sin imaginarse que iría al más allá, todo lo que debía suceder sucedió , exhaustos los dos se durmieron sin más que decir, pero luego de un rato ella empezó a sentir ruidos raros, pensó que alguien se le había sentado en los pies, pero al abrir los ojos a nadie vio, su compañero de cuarto no paraba de dar vueltas, eso a ella le molesta, pensó que este le hablaba susurrando, pero al intentar escucharlo palabras raras sonaban, ya un poco entorpecida decidió levantarse para irse, abre los ojos y lo primero que vio fue el espejo del techo que reflejaba a los dos en la cama, pero algo más extraño sucedía al parecer dos manos sus pies sostenían , intenta calmarse pero la desesperación le gana, mira sus pies y no ve nada, mira hacia su derecha y el terror comienza, en el espejo ve una imagen más inquietante, demonios expectantes mirando como otro se mete bajo la sábanas y comienza a subir entre sus piernas, a este si lo ve y lo siente, intenta sacarlo con sus manos pero alguien la retiene, es el muchacho que está como poseído y con una sonrisa macabra hablando en un dialecto inconcreto, mientras una lengua pasaba sobre su mejilla saboreándola,y cada vez, más manos se sumaban al rededor de su cuerpo. La consumación fue concretada y la mujer se desvaneció por tanto terror y por todo el dolor desgarrador de que los demonios le causaban, horas más tardes se despierta y se encuentra sola, intenta no mirar ningún espejo, pero es inevitable porque debe asegurarse de no volver a vivir lo mismo, no siente nada en su cuerpo, piensa que todo fue un sueño, pero si presiente algo extraño, se sienta en la cama y revisa todo una y otra vez, de repente se queda fría, mira el espejo dorado y en el ve el espejo que está a sus espaldas, son cientos de almas de otras mujeres violadas, se da vuelta inmediatamente y las ve frente a frente del susto se corre hacia atrás, cae de la cama se para, da unos pasos más, las almas intentan advertirle pero ya es demasiado tarde, la muchacha de un paso más y al toparse con el espejo dorado sale corriendo de la habitación, la casa parece deshabitada, sobre una mesa redonda se encuentran sus cosas la toma y huye, sin darse cuenta la mesa tenia la estrella del diablo, al llegar a su casa se siente a salvo, se da un baño y los destellos de su mente le tira imágenes de lo que ha pasado, sale de la ducha un poco mareada, limpia el espejo empañado y no encuentra consuelo , su rostro no ve, siente los pies helados, ve sus manos pálidas, en su pecho ya no siente su alma, sin imaginarse que quedó atrapada en aquel espejo de la muerte.
Se desvanece sobre mi, levantó su cuerpo muerto y entró al espejo donde pertenezco es hora de reclamar su precio. No te preocupen, si duermes delante un espejo, seguro te veré pronto a vos.FIN ...
Lean Conte