Debo tomar
una decisión.
No la siento así.
La tomo por complacerte.
Siempre te he complacido
en tus caprichos
de mujer consentida.
Pero debes comprender
que la paciencia,
llega a un límite.
Y hasta aquí,
te digo que
mi paciencia
ha llegado.
Me pediste comprensión,
y te la he otorgado.
Llegó el momento
de que sea yo
el que te la solicite.
Debes comprender
mi actitud.
Estoy consciente
que a través
de un corto tiempo,
he de arrepentirme.
Pero la verdad te digo:
¡no aguanto más!
La paz que necesito,
tú no la compartes.
Sabes que no me agrada
ser títere de nadie.
Te he aceptado
tal cual eras.
Has cambiado,
y debes reconocerlo.
Tampoco yo soy
el perfecto hombre...
que en un tiempo
he sido.
Tú y yo
debemos controlar
nuestro carácter.
Y la verdad,
es que no lo
estamos haciendo.
No siempre
la vida es del color
que uno pretende.
Nuestras vidas hoy
es oscura.
No tiene la brillantez
que en un tiempo la tuvo.
Tenemos nuestros
grandes errores,
que ambos debemos reconocer.
Entonces...compréndeme,
y acepta mi decisión.
Distanciémonos
por un tiempo.
¿He de poder vivir
lejos de ti?
Debo proponérmelo,
y poder hacerlo.
Compréndeme.
Sabes de mi sinceridad.
Pero, ¿vivir lejos de ti?
¡Si pudiese realmente
lograrlo!
Por momentos quisiera
sacar de mi cerebro,
todos nuestros momentos...
¡Ayúdame Señor,
para que así sea!
(Aunque...
no creo pueda)
Derechos reservados de autor( Hugo Emilio Ocanto - 05/02/2015)