En el río
paso la vida hermosa
bogando en la corriente
perezosa
con mi lento atravesar
en el bote a la deriva
dejándolo vagar.
Tengo por amor
a una ondina
de las deidades
la mas divina
y la mas cariñosa.
Y la pequeña diosa
me espera en la choza
tal cual una reina de la ribera
que no me cambia por nada
y yo tampoco
por ninguna cosa.
Cuando llegue por aca
la vida fragorosa
y su canto engañoso
me iré en silencio
bogando sin prisa
con mi niña diosa.
Yo no la traigo
y ella no viene.
Pero vamos los dos
siempre juntos
hacia el mismo rumbo.
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