mario mena mena

Canción para uno mismo

Baila el péndulo en las tres pistas del tiempo

mientras como cases en lo alto del cucurucho, 

desciendo solo entre grandes raíces hacia el río

y me sumerjo entre sus posas vivas, transparentes.

 

Roza mi corazón de niño el fondo del río,

nadando quedito, con las manos abiertas, suspendido

miro la poca luz que llega hasta el piso de piedras

y entre pequeños peces se queda mi niño escondido.

 

Ahí está siempre que le busco en mi recuerdo,

caminando entre lianas, troncos y hojas secas,

lo miro saltar entre piedras grandes y redondas

y se camufla en el silencio o debajo de las aguas.

 

Vivo entre las ramas, ando en la finca grande

donde cantan las piapias, oropéndolas y yiguirros

Mi alma circunda todos los trillos, guindos y caminos

y conoce cada cueva de conejos, cangrejos y armadillos.

 

Anda y anda mi niño por ese mundo tan solo

con aves que de pronto cruzan el camino

dejando una marca de color y canto en el silencio

con árboles cuyas sombras parecen moverse solas.

 

Sigue inmóvil como piedra en la orilla de la quebrada

mientras pescas y te miran los barbudos y guapotes,

cuando la tarde se pone el vestido transparente de la noche

y  desapareces confundido entre el  paisaje.

 

Ven niño pequeño, niño muchacho, niño mío

que hay más árboles llenos de naranjas luminosas,

una sensación de presencias por todos los caminos

y misterios florecidos que nos ofrecen frutos nuevos.