Aun te busco en el ya extinto crepúsculo
Y aunque el alba me desquicia
¡El pecado de amarte!. Ya condenada
Está mi alma y sus necesitados sentidos;
¡Oh Manzana carnal, arden con intensa pasión!
Deseo con tal arrebato perpetuar tu imagen
Llena de constelaciones y estrellas,
Iluminando senderos mudos y muertos;
Florecen ya, ahogados de aromas y matices,
Anhelo consumir la efímera sombra de tus pestañas
Y llenar mi cáliz de los ardientes ríos, que emanas
En ese jardín hermoso reposará con vehemencia,
Y el recuerdo destrozara mi mente
¡Ya que para ti, numen, seré solo un vagón vacío!