Tan terriblemente provocador
es que te quisiera
cuando ante nadie me vieras
pidiendo por clemencia amor.
Tan desechable te conviertes
cuando al dolor inexorable
le mientes y le adviertes.
A esa sabiduría tan creída
y cuando no eres más
que una real mentira
convertida en pasión.
No provoques a la razón
que en mi
escondida cobra vida,
por más
que la quieras ver muerta.
Es que se abren mil puertas
cuando le siento encerrada
entre la maniobra malversada
por la mentalidad.
Es mucho más que la verdad
que hay en un corazón
del que eres parte indisoluble ya,
tu mi poesía.