EL candor de tus ojos
lo más diáfanos, profundos,
que mi alma vieron.
En los rincones,
en el magín, caricias
besos, deseos,
llevar a término quisiera
mujer excelsa, eximia.
Semilla a lo más profundo
de la tierra árida, estéril,
abluciones de tú ser
brotan, crece el árbol
nuevo, fuerte, verde.
Riachuelo, de alma grande
que surcas los xilemas
del árbol nuevo, fuerte,
de aromas de flores.
¡Oh! amada mujer
que a la vera del remanso
de aquel río manso estabas,
yo era aquel que en el día
del sol esperaba vida,
y en las noches de estrellas, esperanza.
Fuiste tú naturaleza humana
la vida, la madre tierra,
donde nace mi ser, humano.