Mañana aromatizada con jazmines y naranjos con primaveras tardías amarilleando el paisaje las que invitaron al juego de preguntar al amor en mis siestas infantiles de rondas y mariposas ¿Me quiere mucho? ¿Poquito? ¿Nada? Mañana de aquel encuentro entre silbido de cañas entregados al vaivén de su mágica danza caminando extasiados en su túnel de sombras permitiéndonos el baile prohibido hasta entonces Las tacuaras bailan Las tacuaras silban Las tacuaras mecen nuestros corazones... La mañana tibia invitaba a seguirla... Y un camino de soles se abrió ante nosotros reventando ganas de llevarnos lejos hacia el horizonte de nubes rasgadas Camino de aves de bordes atados de arena caliente de la casa en ruinas La mañana dulce de miel y eucaliptos nos besó la frente con su luz de oro y en racimos ardientes de apretadas uvas danzamos en la copa de mi pueblo amado Racimos de uvas tu boca y la mía Racimos de uvas mi vientre encendido.